Morir,
dormir, dormir... ¡Soñar acaso!
¡Qué
difícil! Pues en el sueño de la muerte
¿qué sueños sobrevendrán
cuando
despojados de ataduras mortales
encontremos la paz?
Hamlet, William Shakespeare
Después del dolor
llega la tristeza por la muerte de Nacho Montejo, por sobrevenida y no
pensada, y luego viene el recuerdo del tiempo que coincidimos. Hace 33 años
Ignacio Montejo ya era un abogado laboralista acreditado.
Muchos amigos lo han rememorado con orgullo y
con pasión...
Le recuerdo como un abogado comprometido con el compromiso: con
los trabajadores y por una sociedad justa.
Un tipo alegre, un vitalista infatigable. Desprendía una energía tan fuerte que te
podía llevar al fin del mundo cantando La Internacional o el La-la-la. Su presencia ya era aroma de optimismo.
Y eso
que Nacho ya estaba curtido en todos los límites que te puede cincelar la
vida.
Había sufrido la violencia física del fascismo, había pasado por la cárcel, y había eludido la muerte -por azar- el día de la vil matanza
de sus compañeros de despacho laboralista de Atocha (1977)
Coincidimos en 1980, en el despacho de la Glorieta de
Bilbao, en la elaboración de un proyecto pionero en el mundo sindical y
judicial. Había que hacer la primera guía jurídica sobre el Estatuto
de los Trabajadores, comentada por abogados laboralistas para el uso diario de
los asalariados.
Y Se hizo. Me tocó
llevar los textos, corregir estilo, editar, hacer la portada; entonces le llamaron
coordinar. Lo peor era tener que intentar adaptar el lenguaje de los abogados para que
lo entendieran en las empresas, en los puestos de trabajo y los sindicalistas
de a pie. Y desde luego Ni Nacho, Emilio
Palomo, Ricardo Bodas, Pablo Aramendi, ni Miguel González Zamora cejaron en mantener la
solidez de aquella guía jurídica.
Vio la luz un libro rojo, tamaño misal, editado
por CC.OO., a bajo coste, que abrió camino
para que los trabajadores tuvieran a mano sus derechos.
De aquel grupo, del que salieron
asesor del presidente del Gobierno, director general, magistrado juez, Nacho siguió
ejerciendo su vivencia por la lucha y su
presencia directa en donde se le necesitaba, hasta anteayer mismo.
Me imagino
que era consciente –al igual que quienes vivimos aquellos años- como en los últimos meses han ido laminando los
derechos laborales que se remarcaban en aquel librito rojo.
Alejándome de la nostalgia, o abrazándola, quiero
recordarle con su voz intensa, su aspecto como recién llegado del Caribe, su
agilidad para avanzar, y de fondo sonando envolvente Pablo Milanés http://www.youtube.com/watch?v=WRwas6ERTfA
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