lunes, 15 de julio de 2013

NACHO MONTEJO



Morir, dormir,  dormir... ¡Soñar acaso! 
¡Qué difícil! Pues en el sueño de la muerte 
¿qué sueños sobrevendrán
 cuando despojados de ataduras mortales
 encontremos la paz?
  Hamlet, William Shakespeare

 Después del dolor llega la tristeza por la muerte de Nacho Montejo, por sobrevenida y no pensada, y luego viene el recuerdo del tiempo que coincidimos.  Hace 33 años Ignacio Montejo ya era un abogado laboralista acreditado.
  Muchos amigos lo han rememorado con orgullo y con pasión...

 

Le recuerdo como un abogado comprometido con el compromiso: con los trabajadores y por una sociedad justa.  Un tipo alegre, un vitalista infatigable. Desprendía una energía tan fuerte que te podía llevar al fin del mundo cantando La Internacional o el La-la-la.  Su presencia ya era aroma de optimismo. 
 Y eso que Nacho ya estaba curtido en todos los límites que te puede cincelar la vida. 
Había sufrido la violencia física del fascismo, había pasado por la cárcel, y había eludido la muerte -por azar- el día de la vil matanza 
de sus compañeros de despacho laboralista de Atocha (1977)

 Coincidimos en 1980, en el despacho de la Glorieta de Bilbao, en la elaboración de un proyecto pionero en el mundo sindical y judicial.  Había que hacer la primera guía jurídica sobre el Estatuto de los Trabajadores, comentada por abogados laboralistas para el uso diario de los asalariados. 

Y Se hizo. Me tocó llevar los textos, corregir estilo, editar, hacer la portada;  entonces le llamaron coordinar.  Lo peor era tener que intentar adaptar el lenguaje de los abogados para que lo entendieran en las empresas, en los puestos de trabajo y los sindicalistas de a pie. Y desde luego Ni Nacho, Emilio Palomo, Ricardo Bodas, Pablo Aramendi, ni Miguel González Zamora cejaron en mantener la solidez de aquella guía jurídica. 

Vio la luz un libro rojo, tamaño misal, editado por CC.OO., a bajo coste, que abrió camino para que los trabajadores tuvieran a mano sus derechos. 


De aquel grupo, del que salieron asesor del presidente del Gobierno, director general, magistrado juez, Nacho siguió ejerciendo su vivencia  por la lucha y su presencia directa en donde se le necesitaba, hasta anteayer mismo. 
Me imagino que era consciente –al igual que quienes vivimos aquellos años-  como en los últimos meses han ido laminando los derechos laborales que se remarcaban en aquel librito rojo. 

Alejándome de la nostalgia, o abrazándola,  quiero recordarle con su voz intensa, su aspecto como recién llegado del Caribe, su agilidad para avanzar, y de fondo sonando envolvente Pablo Milanés http://www.youtube.com/watch?v=WRwas6ERTfA

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