sábado, 1 de junio de 2013

INTENSAS EMOCIONES EFÍMERAS



El Elche sube a primera 24 años después. 

Un titular.  Para los que el fútbol le suene a arameo sólo entenderán el morfema Elche.  Aunque tampoco es definitivo que Elche sea comprensible inequívocamente, porque también se conoce como Elx, algunos le llamaban Elig, y en el escudo aparece Ilice (antes Illice), y a veces denominada como Helike; tantas palabras para designar al vigésimo municipio de España, tercero de la Comunidad Valenciana, situado en el sureste peninsular ibérico, orientando la desembocadura del rio Vinalopó.  

 Y para dejar claro la toponimia, Elche es un fonema árabe, como su ubicación y su paisaje:  Elche es aún el oasis de palmeras más grande de Europa.  

 Y después de 24 años el Elche C.F. vuelve a la primera división del fútbol español.  Bien por ello,  por el fútbol, por el deporte y por la ciudad. Estar en el top de las 15 ciudades españolas en deporte de masas es un logro muy importante.



Infiltrado de las celebraciones y la alegría de los ilicitanos iba a tomarme un bombón, pasado el puente de Altamira tras el Palacio que le da nombre y dejando a la espalda el palmeral del centro, y mira por donde, exactamente alzando la vista, me impacta la banderola que han puesto en el edificio de Radio Elche (otro símbolo de la ciudad).  Un pendón -de los que cuelgan-  franjiverde, con el  lema “SER de primera”.  Y vínome como un rayo a la memoria de las magdalenas de Proust lo que me linkeaba con la banderola colgadera…

No era que estaba colgado.

Sí, hace 24 años yo también celebre el ascenso del Elche en la distancia, como buen ilicitano de adopción y también como jugador que vistió su camiseta, aunque fuera de forma efímera. 

Lo reconozco dejé  el elche C.F. antes de que me hicieran ficha (creo), y mi último partido serio de fútbol  lo dispute vestido de  franjiverde en Altabix,  dejándome el bofe corriendo por la banda derecha del campo, en el verano  del  73.  Después  decidí  que lo mío no era romper botas contra un balón y abandoné el calor tórrido del Mediterráneo,  camino de senderos desconocidos hacia la Universidad de Madrid.  Entonces aún era imprescindible luchar contra una dictadura infame,  y más emotivo que atarse las botas de fútbol…

Sí,  trabaje en ese edificio que aguantaba la banderola.  Antes de ser remodelado, con sus antiguos estudios de radio, impregnados de bochorno en verano y que se convertían en sauna cuando te ponías delante del micrófono.  La Onda Media de la ciudad, Radio Elche, la de Juan Garrigós, el señor de las ondas ilicitanas. Ahora es la SER, Radio Elche SER.  

Antes la SER se constituyó como emisora independiente en Elche en 1983. Estábamos en el primer año del Gobierno de Felipe González  y la SER Elche abrió el abanico de emisoras en la ciudad. Su primer director fue Pedro Sánchez-Azorín, un gran tipo hombre de radio. Sus instalaciones, encima de lo que era  Simago, en Reina Victoria, desprendían ese olor de los coches nuevos, con todos los adelantos técnico de la FM, y era lo chip en comunicación en Elche.  Pero aquellos espacios de diseño había que llenarlos de contenido. Y mira por donde me tocó también participar en su fundación.  Pedro, el director, que compaginaba cargo en Orihuela, me ofreció la dirección de informativos.  Lo hablamos y le conté que estaba pendiente de un trabajo. Al final le dije que sí, con una condición: si me llamaban para firmar un contrato en Madrid me iría. Ese tiempo de verano fue muy intenso y gratificante.  Pero también fue efímero, porque llegó el telegrama de incorporación a una nueva aventura.  Pedro insistió y yo me resistí. Me pesaba dejarle a medias y me atraía lo desconocido.  Le dejé mi agenda de contactos informativos y le recomendé a Julián para el puesto.
Nos dolió a los dos la despedida. Pudo más no perder el tren que partía a un nuevo destino que su latiguillo “cabeza de ratón cola de león”.

Y en esto disfruto viendo la banderola de Radio Elche, agitando al viento “SER de primera”.  Mientras sigo saboreando mi bombón, café con leche condensada, y recordando y compartiendo con los ilicitanos que hay que disfrutar los grandes momentos y las grandes emociones…